A la hora de cambiar de TV, la norma general es elegir la más grande que se adapte a nuestro presupuesto y necesidades. Sin embargo, en este post te vamos a comentar precisamente por qué elegir una televisión pequeña.
Motivos para elegir una televisión pequeña
A la hora de decantarnos por un tamaño de panel existen dos motivos principales que nos pueden llevar a elegir uno más pequeño. Son los siguientes:
Manejabilidad y versatilidad
Es evidente que cuanto mayor sea un televisor, más va a pesar y más aparatoso va a ser, en general, para moverlo, colgarlo y descolgarlo, quitarle y ponerle las patitas, limpiarlo, etc.
Un aparato más pequeño pesa menos y ocupa menos lo que permite que, irremediablemente, se vuelva más manejable. Y esto hace que sea más versátil. Puedes tener una tele en la habitación de matrimonio y moverla, tranquilamente, a la de invitados cuando tengas visita. Si de repente te da por comer en la cocina, la trasladas allí y punto. Incluso una TV de pocas pulgadas y con las conexiones adecuadas te puede hacer las veces de monitor, por si, por desgracia, el tuyo decide dejar de funcionar. Te colocas tu televisorcito en el escritorio y a seguir con lo tuyo.
Mayor definición
Por otro lado, nos encontramos con, a misma resolución, mayor definición. La resolución, elijas la que elijas, incluye un mismo número de píxeles en los que se divide la pantalla. Cuanto más pequeña sea esta, más cantidad de píxeles ocuparán una zona (medidos en ppi) y, por tanto, más se podrá trabajar este trocito de imagen. Además, el tamaño de cada píxel será más pequeño, lo que hace que, trabajando por separado, puedan crear imágenes mucho más precisas y detalladas.
Esto es, en resumen, que un televisor Full HD de 50 pulgadas ofrece peor imágenes que uno de 40.
Elegir, por ejemplo, una tv 32 pulgadas puede ser una decisión más que acertada para disfrutar tanto de una enorme manejabilidad y versatilidad como de una definición que haga que el contenido que disfrutes se vea de manera sensacional.
